¡Podemos!

¡PODEMOS!

Podemos matar al rey
de la mentira: la muerte,
que, además, no nos divierte
ni su credo ni su ley.

Ya que es absurdo que fuera
la odiosa que llaman Parca
y que nos mete en su barca
la única que no muera.

Por lo tanto, en libertad,
lo podemos repartir:
¡a la muerte, su morir!,
¡y al vivir, su Eternidad!

Jesús María Bustelo Acevedo

El Albatros

EL ALBATROS

Ya lo dijo el poeta, en los teatros
de este mundo mediocre en construcción:
el que quiera volar como el albatros
que no exponga sus alas al carbón.

Más seguro es el Sol para el poeta,
por más que a Ícaro pudo chamuscar,
que la tropa sagaz y analfabeta
que pretende tus sueños lapidar.

En las horas hermosas y en las malas,
sobre el tiempo como en la Eternidad,
el presente mayor está en tus alas
con que puedes volar en libertad.

Más allá de la lengua impertinente,
pero cerca del noble corazón,
el que quiera volar soberbiamente
que no exponga sus alas al carbón.

Jesús María Bustelo Acevedo

De repente vino el Sol

DE REPENTE VINO EL SOL

De repente vino el Sol
y puso patas arriba
a ese corazón que iba
con paso de caracol.

Con su luz y con su guasa
prendió un brillante consejo
en el espíritu viejo
que alegre deja su casa.

Y se viste de arrebol,
y las verdades desnudas
desprendidas de las dudas
alardean bajo el Sol.

¡Qué belleza!, ¡qué alegría!,
¡ver los hombres y mujeres
disfrutando los placeres
que se ofrecen cada día!

Jesús María Bustelo Acevedo

¡Todo el pecado vendido!

¡TODO EL PECADO VENDIDO!

Ya está todo el pecado vendido,
ya la fe del ayer caducó,
ya ha partido la barca de sueños
persiguiendo una nueva ilusión.

Pescaremos verdades perennes
y presentes que regalarán
esa paz que es manjar para el alma
que está hambrienta de divinidad.

Pescadores seremos por ellas,
como el joven maestro Jesús,
con la ley del amor por bandera,
cada uno cargando su luz.

Esta red nos dará la alegría
de esa cena que no ha de acabar,
y si luego nos falla la vida,
¡pues tendremos que resucitar!

Jesús María Bustelo Acevedo

Obra Maestra

OBRA MAESTRA

Una obra maestra,
una expresión sublime,
una auténtica muestra
de lo que nos redime.

Perfecta arquitectura
que en cada trazo expresa
la angélica hermosura
que en el alma nos besa.

Eternos sus principios
y firmes sus finales,
destructor de los ripios
de las rimas banales.

Artística belleza,
alada creación,
sutil delicadeza,
razón y sinrazón.

Al verte, es sólo amarte
el arte por hacer,
pues nada ha de igualarte
en tus artes, mujer.

Jesús María Bustelo Acevedo