PALABRA DE DIOS

Rosáceos y gavioteros,
abrid bien vuestras orejas,
que el dios de los Españoles
ante ustedes se presenta;
¡no equivocarse, por Dios!
(el de las muchas riquezas,
los tesoros misteriosos
y las joyas verdaderas,
que ni paga esos impuestos
que engorden vuestras miserias),
que yo sólo soy el dios
que vive en este poema.
Una cosa he de deciros
a los miembros y las miembras
de tu respetable credo
y del de la competencia:
no me pongáis más la lupa
a los que viven afuera,
sino enfocadla hacia adentro,
que es donde están los problemas.
¿Cómo encontrar solución
en una ajena respuesta
en tanto se queda oliendo
al fondo la propia...? Venga,
a mirar siempre al futuro...
¡y apartad la lupa esa!

Jesús María Bustelo Acevedo

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