DE REPENTE VINO EL SOL
De repente vino el Sol
y puso patas arriba
a ese corazón que iba
con paso de caracol.
Con su luz y con su guasa
prendió un brillante consejo
en el espíritu viejo
que alegre deja su casa.
Y se viste de arrebol,
y las verdades desnudas
desprendidas de las dudas
alardean bajo el Sol.
¡Qué belleza!, ¡qué alegría!,
¡ver los hombres y mujeres
disfrutando los placeres
que se ofrecen cada día!
Jesús María Bustelo Acevedo
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