De las Hartas de Cristo a las Cartas de Cristo

LAS CARTAS DE CRISTO

Emburkado el corazón
por las doctrinas sombrías
iban las fieles y pías
a hacer su delegación.

Impuesta la penitencia
de la tenebrosa misa,
les dolía hasta la risa
a todas en su demencia.

Y nos las mueven de allí
ni las pancartas ni el ocio,
ni el negarlas ni el negocio,
ni el freno ni el frenesí...

Siempre bajo la vigilia
del párroco reprimido,
con Roma comprometido
al despreciar la familia...

¡Hasta el hartazgo, que hartas
de lo basto y de lo visto
se halla un basto mundo en Cristo
reconocido en sus Cartas!

Jesús María Bustelo Acevedo

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