SINO AL QUE ANDUVO EN EL MAR
Me río porque no lloro,
ya que esta fiesta me espanta:
la de la semana santa
o del becerro de oro.
Al populacho divierte
ver la pena y el dolor,
que no es la fe en el amor,
sino el credo de la muerte.
Y del ocaso hasta el orto,
suceden a las saetas
en contra de metralletas
levantás contra el aborto.
Mientras, torturan con saña,
ante el regocijo ateo,
al que es el único hebreo
que no expulsaron de España.
Y es por eso que ni quiero
y ni le puedo cantar
a ese Jesús del madero,
sino al que anduvo en el mar.
Jesús María Bustelo Acevedo
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